Un comando armado irrumpe en el penal de Tula y provoca la fuga de nueve reos
Uno de los presos liberados tras el ataque es José Antonio Maldonado Mejía, conocido como El Michoacano, que había sido detenido el viernes pasado en el Estado de México
Nueve presos han escapado esta madrugada de la cárcel de Tula, en Hidalgo, luego de la irrupción de un comando armado en la instalación. Según ha informado el secretario de Gobierno, Simón Vargas, un grupo de individuos llegó a la prisión a bordo de varios vehículos a eso de las 4.00, amagando a los custodios, consiguiendo así la evasión de varios internos.
La Fiscalía local ha señalado que entre los fugados está José Antonio Maldonado Mejía, alias El Michoacano, cabecilla de un grupo criminal regional. Las autoridades lo habían detenido el viernes. En la operación, el comando ha incendiado varios vehículos en las inmediaciones del penal. Dos policías han resultado heridos.
Asediada por las inundaciones durante la última temporada de lluvias, Tula es sede de una refinería de Pemex, la más cercana a la capital. La red de ductos que entran y salen de la instalación ha favorecido la aparición de grupos criminales dedicados al robo de combustible en el mismo municipio y también en otros vecinos, caso de Tepetitlán o Tlahuelilpan. Precisamente en este último, una explosión en una toma clandestina en un ducto en enero de 2019 causó la muerte de 137 personas. Junto a Guanajuato, el Estado de México o antes Puebla, Hidalgo es uno de las regiones más castigadas por las mafias huachicoleras, nombre habitual en México para designar a ladrones y traficantes de gasolina robada.
Sobre la evasión de este miércoles, el fiscal estatal Alejandro Habib no ha dado mucha más información. “Yo no podría afirmar en este momento si [los fugados] pertenecen a un grupo de la delincuencia organizada”, ha añadido. Aunque ha indicado que por el tipo de armamento que llevaban se está realizando “una investigación completa y amplia, porque fueron muchas personas las que intervinieron”. Sin más detalles, el funcionario ha señalado a Maldonado Mejía, “uno de los cabecillas de la posible banda”. Con él se ha escapado su hermano Mariano Maldonado Mejía y otros siete detenidos. Para la fuga, sus acólitos recurrieron a coches bomba. Según medios locales, un vehículo explotó afuera del penal y otro cerca del Hospital Regional. La prensa de Hidalgo habla de un tercer carro incendiado, pero las autoridades no lo han relacionado en un primer momento con los primeros dos.
La aparente facilidad con que un grupo de criminales armados asaltaron una prisión estatal, además de las pocas dificultades que supuestamente enfrentaron en la huida ilustra de nuevo la decadencia del sistema penitenciario en el país. Hace año y medio, tres presuntos integrantes del cartel de Sinaloa huyeron con la misma facilidad de una cárcel de Ciudad de México. Entonces, los fugados parece que ni siquiera contaron con ayuda externa. Salieron del penal en camioneta.
En el caso de Tula no ha sido tan sencillo, aunque tampoco nada complicado. Desde luego nada parecido al famoso túnel que le excavaron de la cárcel federal del Altiplano a Joaquín El Chapo Guzmán, el huidizo líder del cartel de Sinaloa, que actualmente purga una larga pena de prisión en Estados Unidos. Unos cuantos hombres armados valieron esta vez para burlar la seguridad de una cárcel estatal.
La mención de Maldonado Mejía por parte de las autoridades locales no es menor. Presunto integrante del grupo armado Pueblos Unidos, su irrupción este verano complicó aún más la enredada ecuación criminal del centro de México. En varios vídeos divulgados en junio y julio, Pueblo Unidos se presentó al público como una especie de grupo autodefensa, a imagen de los que han surgido en Michoacán o Guerrero en los últimos años, indicando la necesidad de defenderse de las mafias del huachicol. Ocurre, sin embargo, que con el paso de los meses su noble empresa se ha visto manchada de acusaciones de otros delitos, cosa habitual tras la irrupción de grupos autodefensa.
En sus vídeos propagandísticos de presentación, Pueblos Unidos acusaba a una serie de actores locales vinculados con la política y la policía de investigación de la Fiscalía del Estado de amparar a ladrones de combustible. En estos meses, Pueblos Unidos también se ha visto acusado precisamente de huachicol. Como suele ocurrir en regiones tomadas por las mafias, como partes de Michoacán o Guanajuato, resulta muy difícil saber si sus anuncios propagandísticos tienen algo que ver con la realidad.
Fuente: EL PAÍS
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